Carta del Padre Diego Zandrino Stang, Diócesis de Villa María, Córdoba, 2do año de Licenciatura en Teología Moral en la Universidad de Navarra, España.

Queridos amigos de FONSAC,

Soy Diego Zandrino sacerdote de la diócesis de Villa María y estudio en la Universidad de Navarra.

Me pongo en contacto con ustedes para agradecerles su generosidad; ya que me han contado de su donación que hace posible que yo pueda estudiar y seguir formándome como sacerdote para poder ser un sacerdote santo y con “olor a oveja”, como dice el Papa Francisco.

También, les agradezco su cariño y valoración por el sacerdocio, así como su cuidado; de verdad, su gesto habla más que las palabras y es expresión de lo que estiman el sacerdocio. Su generosidad y delicadeza son para mí un llamado de Dios a ser generoso, a valorar el don de ser sacerdote, a cuidarlo como un tesoro y vivirlo como un servicio humilde. Y, por supuesto, en este tiempo a ser responsable con el estudio y aprovechar esta posibilidad que Dios me regala gracias a ustedes. Siendo consciente de que para vivir la misión que el Señor encomienda es necesario, entre otras cosas, el estar bien formado, sobre todo en los tiempos convulsionados que estamos viviendo.

Les comparto que estudiar en la Universidad de Navarra es una experiencia profunda de Iglesia que acompaña, alimenta y ayuda a crecer. También es una rica posibilidad de vivir la catolicidad de la Iglesia ya que en la Universidad nos encontramos sacerdotes, seminaristas y laicos venidos de diferentes continentes y con la riqueza-gracia que eso comporta.

Les comparto un poquito de mi vida sacerdotal:

Soy el tercero de 5 hermanos, dos varones mayores y dos mujeres menores. Realicé mis estudios primarios en el Instituto del Rosario, allí también hice la catequesis de Comunión y Confirmación. Los estudios secundarios los llevé a cabo en el Instituto La Santísima Trinidad. Terminado el secundario estudio Abogacía en la Universidad Nacional de Córdoba.

Terminada de cursar la carrera de Abogacía y habiendo descubierto la llamada de Dios al sacerdocio, luego de un discernimiento, entre al Seminario “Jesús Buen Pastor” de la Diócesis de Río Cuarto. Durante el tiempo del Seminario seguí profundizando el discernimiento y fue así que confiando en el llamado de Dios y su gracia fui ordenado sacerdote el 17 de diciembre de 2010. Fui vicario parroquial de las Parroquias “Nuestra Señora de Lourdes” de Villa María, “San José” de Camilo Aldao, “San Carlos Borromeo” de Los Surgentes y “Sagrado Corazón de Jesús” de Oliva. El 21 de febrero de 2015 el Señor Obispo me nombro párroco de las Parroquias “Cristo Rey” de Morrison y “San Antonio de Padua” de San Antonio de Litín; y luego me envío a estudiar.

Les comparto que, descubro y procuro vivir el sacerdocio como un servicio, en camino junto a otros y como parte de una comunidad en la que cada miembro tiene que aportar sus dones y donde descubrimos juntos el camino a seguir guiados por el Espíritu Santo. Espíritu que nos lleva a vivir lo sencillo y cotidiano con esperanza, que nos impulsa a la misión, a salir al encuentro, a compartir la vida, a estar cerca en especial de los que sufren y a ser profundamente humanos.

En la vivencia del sacerdocio, creo profundamente que la Eucaristía es el centro de la vida, tanto personal como comunitaria, y desde ella me siento invitado e interpelado a presidir la comunidad con un corazón eucarístico y llamado a salir al encuentro de todos, en especial los más sufrientes y necesitados de la misericordia de Dios.

En lo referente al estudio, no pensaba orientar el sacerdocio hacia un estudio superior, como es la licenciatura; pero, el Señor me sorprendió y me regalo la posibilidad de estudiar. Y tengo que decir que, terminado el primer año agradezco profundamente a Dios está posibilidad; que, como dije al comienzo, es gracias a ustedes.

Por último, les comparto que soy feliz de ser sacerdote y no me cansaré de darles gracias porque ustedes me permiten seguir creciendo como sacerdote… por ello gracias.

Deseo que podamos seguir en contacto, y por supuesto, unidos en la oración. Sepan que cada vez que levante el cáliz los tendré presentes porque están presentes mi corazón de sacerdote.

Un saludo cordial y afectuoso en Cristo el Señor. Dios los bendiga.

P. Diego