Buenos Aires (AICA): El sábado 3 de noviembre, en la parroquia San Benito Abad, fueron ordenados sacerdotes nueve jóvenes diáconos formados en el seminario metropolitano Inmaculada Concepción, por el cardenal Mario A. Poli, arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina. Los obispos de Buenos Aires acompañaron la celebración, junto con una multitud de sacerdotes y sus compañeros seminaristas.

La arquidiócesis de Buenos Aires cuenta, desde el sábado 3 de noviembre, con nueve sacerdotes nuevos, formados en el seminario metropolitano Inmaculada Concepción, y ordenados por el cardenal Mario A. Poli, arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina. Javier de los Santos, Federico Fava, Pablo Favilla, Alejandro Pavoni, Daniel Pellizzón, Gonzalo Slepowron Majowiecki, Francisco Traverso Gahan, Francisco Viña Romero y Julián Zabalaga, recibieron el Orden Sagrado y prometieron fidelidad ante el arzobispo.

Participaron de la celebración los obispos auxiliares de Buenos Aires, monseñor Gustavo Carrara, monseñor Alejandro Giorgi, monseñor José María Baliña, monseñor Ernesto Giobando SJ, monseñor Juan Carlos Ares y monseñor Enrique Eguía Seguí; el obispo auxiliar de Lomas de Zamora, monseñor Jorge Martín Torres Carbonell; el arzobispo de La Plata, monseñor Víctor Manuel Fernández; una multitud de sacerdotes y los seminaristas de Buenos Aires.

La ceremonia, llevada a cabo en la parroquia San Benito Abad, reunió a una gran cantidad de fieles que acompañaron a los neopresbíteros en sus años de seminario. Familia, amigos y feligreses de las comunidades parroquiales que recorrieron en los últimos años, colmaron el templo, ubicado en el barrio porteño de Palermo.

Al comenzar la celebración, el rector del seminario metropolitano, presbítero Julio Miranda, presentó a los candidato ante el cardenal y admitió que «son dignos» de recibir las sagradas órdenes.

Durante su homilía el arzobispo de Buenos Aires expresó: «Estos nueve jóvenes que se han presentado para ser sacerdotes, lo serán para Dios y su Iglesia, al servicio del pueblo fiel. Por lo tanto, también para cada uno de ustedes, que están llamados a participar de esta Eucaristía; no como simples espectadores, sino como testigos del misterio pascual del cual emana como de su fuente el sacerdocio católico».

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