En el exquisito Edificio Bencich de la calle Arroyo, se realizó el pasado 19 de octubre, la muestra de arte, La Llamada del Arte. En esta muestra se expusieron obras artísticas de los siguientes artistas:

  • AMOEDO, PABLO
  • BAUBEAU de SECONDIGNE, MARCELA
  • BECCAR VARELA, LUCAS
  • BENGURIA, SILVINA
  • D´AIELLO, GUILLERMO
  • DETRY, TEODELINA
  • DI LORENZO, FERNANDA
  • FERNÁNDEZ ALCOBRE, MARIANO
  • FIERRO, MONICA
  • FLAISZMAN, PABLO
  • FRERS, CELINE
  • GOMEZ ALZAGA, TULIO
  • GONZALEZ VENZANO, MAICA
  • HALLE, MOIRA
  • INSÚA, MARISA
  • KIHLEN, IDES
  • LARRETA, PABLO
  • LAUDA, GONZALO
  • MARENCO, SUSANA
  • MARTY, JUANA
  • MAZA, ZULEMA
  • MENENDEZ HUME, JOSE
  • PALOTTINI, MARTÍN
  • PEREYRA LUCENA, JOSE
  • PERKINS, TESSY
  • ROLDAN, ARIEL
  • SONCINI, VERÓNICA
  • SONZINI, AMPARO
  • TORCELLO, MARIA
  • WAGENER, CIRILO
  • WHITE, INÉS
  • YOUSSEFINA ,NADINE

La muestra fue visitada por un buen número de público quienes pasaron un momento muy agradable compartiendo con los artistas y acompañados por una degustación de la Bodega Chañarmuyo.

A continuación un escrito de Teresa Téramo que pone en contexto esta muestra y el beneficio a FONSAC,

La llamada del arte

La llamada” constituye un género artístico festivo. Originalmente, fueron manifestaciones populares espontáneas que, en fechas de carnaval, al ritmo de repiques y golpes de tambor, convocaban a un encuentro y recorrida por las calles. La llamada era —y es porque la costumbre continúa— una fusión de identidades, una manifestación cultural rica en tradiciones y portadora de novedades. Alegre, sorpresiva, colorida y nada improvisada.

La llamada del arte hace vibrar otros tambores que anuncian y convocan a apreciar la obra de artistas consagrados y nóveles; es un “toque” que invita a celebrar el arte, compartir belleza, disfrutar de nuevas experiencias estéticas y colaborar con una entidad sin fines de lucro: FONSAC (Fondo de ayuda para la formación de Sacerdotes) ya que un veinte por ciento de lo recaudado en ventas, los artistas lo destinan a la fundación.

¿Hay algo en común entre un artista y un sacerdote? Tanto uno como otro sonmediadores. Median entre lo visible e invisible, entre lo temporal y lo eterno, entre la materialidad de un lienzo o del mundo cotidiano y la mirada ventana a la interioridad del alma. En el universo que representa una obra plástica o escultórica se fusionan dos horizontes: el del artista y el del que la contempla. El arte es un puente a la trascendencia que nos ayuda a entender el mundo y a entendernos. Hay algo de sacramental en la tarea del artista que encarna belleza. El artista es un mediador entre la materia y el espíritu. “Lo más importante está más allá de lo que la forma de una obra presenta, está en aquello que no se ve, pero se presiente, como una revelación. Lo esencial solo lo percibiremos desde el lugar en que el artista le dio origen: desde el espíritu”, observaba un pintor argentino, Alberto Delmonte. Y añadía: “Un cuadro se parece a un mensaje dentro de una botella arrojada al mar con la esperanza de que otro lo recoja y entre ambos nos ayudemos a crecer, a vivir, a despertar o a pensar juntos”.

Este mundo en que vivimos tiene necesidad de belleza para no caer en la desesperanza. La belleza nos ayuda a esperar de pie, a no desesperar del don y del sentido. El arte que la encarna se convierte en lazo de unión y en camino hacia la recuperación de la humanidad de lo humano mismo. El arte que atrae y convoca nos hace libres. Nos eleva la mirada. Nos dice que algo distinto es posible. “Si el artista es el sacerdote de la belleza —decía el célebre Kandinsky en Acerca de lo espiritual en el arte—, esta debe buscarse según el mencionado principio de su valor interior. La belleza sólo se puede medir por el rasero de la grandeza y de la necesidad interior, que tan buenos servicios nos ha prestado hasta aquí. Es bello lo que brota de la necesidad anímica interior. Bello será lo que sea interiormente bello.” En toda creación, hay algo más en lo que vemos, sentimos, experimentamos sensorialmente, hay algo inmaterial que se transmite de alma a alma, de mirada contenida a mirada contemplativa.

Simone Weil en La conciencia del dolor y de la belleza nos remite a la raíz de todaexperiencia estética: la emoción que desde lo sensible moviliza el espíritu. Dijo una vez: “La belleza es la única finalidad en este mundo. Como muy bien dijo Kant, es una finalidad que no contiene ningún n. Una cosa bella no contiene ningún bien, salvo ella misma, en su totalidad, tal como se nos muestra. Vamos a ella sin saber qué pedirle y ella nos ofrece su propia existencia”. Y contemplando el mar y la creación añade Weil: “La belleza del mundo nos advierte que la materia es merecedora de nuestro amor. En la belleza del mundo la necesidad bruta se convierte en objeto de amor. Nada es tan bello como la gravedad en los pliegues fugaces de las olas del mar o en los casi eternos de las montañas.

Teresa Teramo

Por último no queremos dejar de agradecer a todas éstas personas que con sus producciones artísticas han embellecido el shop de la muestra:

ADELA MARIA VAZQUEZ
ALEJANDRA GRIFNANI
ANA GALLART
BELEN BALL
CLAUDIA LAMESA
ESTELA BRACONI
GISELA HERNANDEZ
GUILLERMO PEÑA
HERNAN LORENZO
HOUSE OF ARTS (@houseofartsoficial)
INES BEITIA
INES OLACIREGUI DE GIGENA

ISABEL BERRO MADERO
ISABEL PEÑA
JORGE A. FERNANDEZ CRONENBOLD
JOSEFINA PINEIRO PEARSON
LUCRECIA ORLOFF
JUANA O¨REILLY
MAGUI MADERO
MALE GAVIÑA
MANINA KÖNCKE
MARIA CANALE
MARIA INES POMBO
MARIA JOSÉ FERNANDEZ DE LA PUENTE

MARIA LUZ URRUSPURU
MONICA FRESCHI
PAULA ORDOÑEZ
PAZ BENCICH
ROMINA PAULA MENDEZ CASTELL
ROSARIO LOPEZ ROUGER
ROXANA GOMEZ
SARA TONAZZI
SOLEDAD RODRIGUEZ
TESSY PERKINS
VERONICA GAMBACHINI
VICKY NORES
VIOLETA HUME